La malaria aplasta el alma,
de una manera tan eficaz.
Nunca tuve tan poco pulso como hoy,
y estos muertos enviados toman mi alegría y la vuelven lo que ellos quieren.
El agua les quita la sed, si, a "esos" también.
Necesidad de por una vez en la vida hacer el bien, no la tienen, no la conocen.
¿Pero quién te defiende?
Sean todos absorbidos, no me interesa, a las profundidades.
Ahí, con fuego rojo, rocas feas, y todo eso que prometes que es así.
Hágase justicia.
¡Ay mi pobre pequeña que tanto me aconsejas...!
Si tu corta edad es más sabia que mis tristes arrugas.
No sé como se vive,
no sé hacerlo.
¿Es verdad que todo cuesta?
¡Es mentira! ¡Todo es fácil!
Idiota.
Inútil.
Sin concluir, sin orden, no preparado, todo "de arriba".
Tan pequeñita que sos...
Y sin conocerte en esta vida,
tanta falta que siento de ti,
tan grande que me aleja de mi propio envoltorio.
Un nacer errado,
quizá.