hora grande

No existe mal alguno,
que esta alma pueda tolerar,
porque son tan puras y sobrias esas tantas mentiras,
que nos veo y arranco de mi toda VOLUNTAD de voluntad.
Ser humano, egoísmo latente, siempre lava quemando feo.
Lastimar constante de aquellos sufridores oscurecidos,
que no saben que puerta golpear, que tierra añorar.
Has perdido a tus padres, justo en el comienzo,
y también está todo aquel que te mira, y ríe en tu cara, y habla a tus espaldas.
Pero este ojo todo lo siente,
y nadie puede escapar de él.
La espada alzada cortando cabezas irá.
Sin piedad.