1.
Como te enseñé sobre el agua corría sangre,
esa en donde la luz de las noches hace reflejar tus penas.
Le miré de reojo, desconfiado y pensando si debía recuperarme después de todo,
y permanecí solo, temiendo la presencia de Dios ahí,
porque de estar, correría a pedir misericordia.
Pero fue la ilusión insolente nomás…
2.
Cuando soñábamos que fuimos pájaros,
y ahí era volar, volar y volar, cuanto más lejos
la ausencia lastimaría menos..
Mis hojas, mis huellas, todas ignoradas creando despecho,
siendo tan marcado el sur en tus ojos que por aquellos días
sabían como expresar el deseo de felicidad.
¿Cómo sería tu desnudez calmando mi angustia?
Espontánea y vivaz, que envidio al mirarme.
Tanta hambre contenida sin saber que música expresar,
y en voz alta la niña de los puños cerrados,
exclamó en un grito lleno de terror: “¡avistemos al amor desilusionado!”
Nunca supe de alguien con tanta verdad en su ira.
Me acerqué y le dije: “Quiero que seas mi hermana mayor”
Recibí un gesto amable, con forma de cariño,
y presencié su fuga apresurada…
3.
Va y viene, en lo espeso del pasado,
y sabe que jamás quise contradecir lo que no se entiende.
Somos tantos girando en la dirección inversa al tiempo,
que a causa de nuestra necedad, sufrimos y nos creemos inválidos.
¿Pero porqué es así?
Después de años en pensamientos inseguros,
levantó su mirada al cielo, y me mostró que todos sabemos de la muerte.
Estas vidas prestadas.