Tanto terror cuando me vi respirar,
no sabía que era, esa sensación extraña y nueva.
El aire entraba y volvía a salir,
esto sin mi autorización, fuera de mi voluntad.
Entonces fue ahí, me contagie de la maldad extrema,
que por esos años reinaba a costa de ningún ser humano,
era desconocida por todo ser vivo.
Yo tampoco sabía de eso, hasta que decidió adoptarme.
Supongo que fui bonito, y quiso continuar su camino junto al mío,
y lo logró...tan bien...
Mi espalda quebrada.
Mi frente estrecha.
Mi pie sangrando.
Mi pene endurecido.
Mi corazón desconocido.
Ahora sé que me oíste,
y escribo para que me abraces.
Tan ordinario.