¿Si te sonrío, vos me sonreís?
Me gusta que me mires,
me recuerda la felicidad ganada
al sentir que me cuidan.
Veo como rezas, veo como me invitas
y es imposible negarse a lo que uno forma parte.
Si me mostrás el camino te sigo,
porque ya me libré de lo que había que saldar
para saber que no era como pensaba,
que todo fue una falsa alarma.
"Vení, vení que te muestro lo equivocado que estás"
Tomé la noche seductora que nunca pudo vencerme,
me involucré con todo lo bendito que estaba ahí esperando,
y bañé el alma para siempre de cegadora luz.
Ya puedo sentir el calor,
el abrazo del hogar y los besos que todo lo calma.
Me gusta la tortura,
debería darte vergüenza.
Todos tenemos años por cumplir,
y esta vejez nas costas, ganada de vida en vida, me emociona.
El peso del saber te enaltece dijeron una vez...
"¡Que susto!"
respondí ruborizado.