la entrada anual

Me quemo deseando Ser,
y lo consigo como anhelo y objetivo cumplido. 
Mi defensa son los sueños 
arrebatados en sudor y cuerpos sin rostro. 
Al ver el cielo morado
se crean nuevas grietas en mi, 
y el bloque del tiempo se detiene y espera que llegue. 
Soledad por dónde se la mire, a ella, 
que es lo mas salvaje que pude concebir, 
o mi amor a lo divino que está arrebatándome 
de mi carne densa, cansada y espesa. 
Tu boca quema de miedo, 
de temor al fracaso, al olvido que entierra. 
Y es tanto, pero tanto lo que me gusta
ver entrar y salir el helado de esa boca... 
y tu lengua roja maravillosa y envidiable 
también la pienso todo el tiempo. 
Quiero dar mas pero no puedo, 
no pidan, no exijan, y mantengan 
sus tres horas de contemplación diaria.