los lazos negros

Esta mano lastimada que acaricia a otra mano en llagas.
Y pienso, porque es la actividad que mejor hago,
sin que el andar ruidoso, de los que llegan para saciarse, invada mi imaginación.
¡Ay..! Tantos juegos y posibilidades quedaron en el pasado... que en aquellas
épocas eran el presagio de lo que nunca llegó.
Supongo que fueron cuatro los que se anunciaron,
y me formaron con paciencia, y de esta forma, ahora, me veo concluído.
Escuché que dijeron que fui fácil... Pieza por pieza,
¡Y el corazón que costaba entrar!
En un rincón podía ver como sonreía mi niña,
pero enseguida volvía a sus rezos, a sus mañas, a sus besos inconclusos
todo virtudes que algún día entenderé.

Sin esta pequeña montañita no podría vivir.
Tanto tiempo ausente, tanto tiempo en otras vidas intentando
comunicarme a mi mismo algo que no logro concretar.

Apagada mi espera decido concluir.